Por Dr. Mateo Ferrer F,
Médico-psiquiatra.

Salud mental en Chile pandemia y desempleo

Inevitablemente, las consecuencias económicas de la pandemia traerán un aumento de la desigualdad, pobreza y cesantía, junto a los trastornos psicosociales, asociado a sus repercusiones. Es indispensable, para superar esta adversidad, aunar políticas sociales que sean aprobadas y cumplidas a cabalidad por todos los ciudadanos.

Me encontraba en el año 82, como interno de medicina en el Hospital Dr. Roberto Del Río, en el momento en que nuestra selección de fútbol se jugaba la vida con un fatídico penal de C. Caszely, en el Mundial de Barcelona. Esta banal desalegría, no fue comparable con el sufrimiento de mis contemporáneos, producto de la gran crisis económica que brotó ese mismo año, donde la cesantía y la pobreza surgieron con la crueldad que le son propias.

Al año siguiente, mi primero como becado de psiquiatría en el Hospital Salvador, tuve la oportunidad de vivenciar la experiencia de mis pacientes y los efectos psicoemocionales del desempleo prolongado o la pérdida de sus emprendimientos, que implica la pérdida de la capacidad de generar ingresos. Esta incapacidad produce efectos nefastos para la salud mental y social. El estrés, generado por la discrepancia entre la realidad de ingresos y de las expectativas de calidad de vida, tiene como núcleo central un síndrome ansioso-depresivo. De esta forma, mientras mayor sea la amenaza de no encontrar trabajo o ingresos estables, mayor será la ansiedad, así como cuanto mayor sea la percepción de lo “irreparable” del daño producido por la cesantía o carencia de ingresos, mayor será la depresión.

Este síndrome ansioso-depresivo, aumenta la irritabilidad y sensibilidad, disminuyendo la empatía, al no poder cumplir con las expectativas de satisfacer necesidades, tanto autoimpuestas como las de los demás. Esta condición subjetiva, aumenta la posibilidad de conflictos interpersonales, violencia intrafamiliar, sentimientos de soledad, fracaso y vacío. Esta dolorosa experiencia puede llevar a las personas al abuso de sustancias como el tabaco, alcohol u otras drogas, para evadir esta adversa realidad.

Luego, otro factor de estrés es la incertidumbre en torno a la reinserción laboral y el riesgo a la precarización del propio trabajo. Esto, pues se teme a la pobreza o ruina, a la pérdida de logros obtenidos a lo largo de una vida de trabajo y no ser capaz de recuperarlos. También, se teme a la pérdida del acceso al consumo básico, al confort adquirido en el tiempo, como a la pérdida de validez social. Lo anterior, genera culpa, vergüenza y aversión a sí mismo. Esta experiencia se vuelve intolerable, generando aislamiento y acrecentando sentimientos de insignificancia, resentimiento y pérdida del sentido que motiva y da continuidad a la propia vida.

El consumo, fundamental en la economía contemporánea, es la forma que tienen los ciudadanos de acceder a los beneficios de la organización social y económica, por tanto, es esencial para la mantención de la estabilidad emocional de estas. Lo anterior, podría parecernos banal por la concepción popular que los bienes son ajenos a la esencia de las personas. En oposición a esta concepción popular, el consumo sostiene la autoestima, el compromiso con las actividades diarias y el sentido de pertenencia social, es decir, sentirnos valorados y respetados por los demás. De esta forma, perder la capacidad de adquisición de estos bienes y servicios, tiene un efecto letal en la salud mental, ya que es vivido como un sentimiento de pérdida.

Ser expuesto a la exclusión, es una permanente amenaza para las personas. Con la cesantía, no está solo en juego la satisfacción de necesidades biológicas primarias, sino también, la aceptación y reconocimiento social, dado que, nos importa que nuestra vida sea percibida como digna y meritoria. Por ende, la pérdida del acceso a los bienes puede generar sentimientos de humillación, percibiéndose como desaprobados o rechazados por personas, de alguna manera, significativas.  Baumann, señala que “la denegación de reconocimiento, la negación del respeto y la amenaza de la exclusión, han reemplazado a la explotación y a la discriminación como las fórmulas más comunes empleadas para explicar y justificar los rencores que los individuos pueden guardar por la sociedad…”

Para finalizar, propongo dos reflexiones:

Primero, el apoyo popular es esencial para que una medida sea efectiva. Para lograr esto, las personas deben ver reflejados en estas no solo “un bien mayor”, muchas veces abstracto y lejano a su propia realidad, sino también sus intereses personales y familiares. En las circunstancias actuales esto es difícil, pues las personas en condición de duelo privilegian sus intereses personales, esperando empatía y comprensión de los demás. En este contexto, para dar legitimidad a las medidas propuesta, en especial las que restringen las libertades personales, y a su imposición por medios coercitivos, debe existir una concordancia entre los objetivos personales y comunitarios. Solo así, personas que están en condición de duelo se sentirán llamados a la acción por el bien común.

Segundo, las autoridades deben hacer todos los esfuerzos necesarios para recuperar el crecimiento económico y facilitar la recuperación del acceso al consumo sea lo más pronto posible. Sin mayor dilatación, se deben lograr acuerdos en función de “fusión de horizontes”.  Donde, más que perseguir la derrota del otro, se debe buscar el entendimiento. Será esta, la única forma en que se privilegien los intereses de la comunidad y de los ciudadanos en el corto y largo plazo.

En conclusión, que salgamos de esta pandemia “flotando todos juntos”, dependerá que tanto políticos como civiles, defendamos, validemos y prioricemos los intereses públicos y privados. De esta forma, propongo un diálogo abierto que integre las necesidades globales de las personas y las políticas de desarrollo económico que el país requiere. Políticas que sean, al mismo tiempo, validadas y respetadas por los ciudadanos.

Fuente: Dr. Mateo Ferrer F – Médico-psiquiatra – Psicólogo clínico – Director de la sociedad de terapia cognitiva posracionalista – Director del colegio de psicólogos de Chile – Martes 16 de Junio 2020