¿Factores económicos o razones sanitarias?
Se ha generado una disyuntiva a nivel político en estas últimas horas sobre una posible postergación del Plebiscito 2020, recalendarizado para este 25 de octubre, con dos factores totalmente contrapuestos y que han generado diversas opiniones.
Primero está la razón de si existirán las condiciones sanitarias necesarias para realizar esta elección. Las medidas preventivas aplicadas hasta el momento para resguardar la salud de las personas producto del Covid-19, han tenido el foco en frenar la curva de contagios y evitar el colapso del sistema de salud, sin embargo, quién puede predecir lo que ocurrirá en casi 6 meses más. ¿Hay certeza de que las condiciones de salud y control de la pandemia serán las adecuadas? ¿Podemos tener cierta seguridad de que no habrá un rebrote del virus?. Hasta ahora, solo existen especulaciones, pero lo claro es que el resguardo de la salud debiera ser lo primordial.
El otro factor que está en disyuntiva, es el económico, pues no cabe duda que la recesión producto de este virus ha provocado estragos que muchos expertos en la materia califican como una de las mayores crisis globales desde 1930. En Chile puede ser tan grave como la situación desencadenada en 1982, por la recesión mundial que comenzó 2 años antes, trayendo como consecuencia que el Producto Interno Bruto (PIB) de nuestro país disminuyera en un 14,3% y el desempleo alcanzara el 23,7%.
SI el plebiscito se mantiene, habrá elementos políticos de mucha incertidumbre mientras dure todo el proceso a partir de octubre y seguramente por los siguientes dos años. Así, a las consecuencias propias de la crisis económica desencadenada por los hechos desde el 18 de octubre pasado, más los devastadores efectos del coronavirus, nosotros en Chile estaríamos sumando otro elemento más que desincentiva la inversión. Agregaremos otra dificultad a nuestra recuperación económica y prolongaremos el sufrimiento que muchos padecerán.
Cuando la incertidumbre económica crece, trae consigo un mayor cuidado de los recursos públicos, entendiendo que se requieren para atenuar los efectos económicos en los bolsillos de los chilenos. Por ejemplo, ¿Podríamos utilizar para otros fines los $24.258 millones que la Dirección de Presupuestos del gobierno entregó al Servicio Electoral para solventar todos los costos que involucra esta elección?. La postergación podría ser también por esta variable, pues el costo de realizar el Plebiscito es alto y las necesidades actuales de las personas son otras.
Más allá de realizar proyecciones, que en el papel pueden tener total coherencia, no existe una certeza real, y sobre esa inestabilidad e incertidumbre difícilmente podemos construir. El mecanismo debiera estar centrado en evaluar esta situación de cerca, y decidir qué camino es el mejor para Chile.
El calendario de actividades producto de las elecciones, sigue su curso y tenemos al menos un mes para definir si el Plebiscito podrá realizarse o no en la fecha prevista. Cada etapa en dicho calendario tiene su fecha de inicio y hay procesos que deben realizarse. Se acaba el tiempo y seguimos discutiendo qué factor está sobre el otro, cuando en la realidad debiera existir más sentido común, responsabilidad, control y mayor diálogo para definir las prioridades según la realidad que vivimos en el país.
Fuente: Unidos por Chile – Martes 28 de Abril 2020