Por Ricardo Escobar y Jorge Bofill

Los parlamentarios y su desobediencia al mandato constitucional

Por meses hemos visto a parlamentarios presentando mociones que están en directa contradicción con la Constitución. Peor aún, recientemente ambas cámaras del Congreso han aprobado una legislación sobre una materia para la que no tienen iniciativa legislativa.

El lunes el Presidente anunció que crearía una comisión de expertos para analizar cambios a la regulación del Congreso respecto del examen de constitucionalidad y tramitación de mociones que puedan ser inconstitucionales.

Se puede estar o no de acuerdo con la conveniencia de tal decisión. Se podrá criticar si en lugar de eso el Presidente debería pedir la decisión del TC. Lo que no se puede desconocer, sin embargo, es la necesidad de hacer algo frente al abierto desobedecimiento del mandato constitucional por parte de senadores y diputados.

La Constitución es una jaula incómoda. Define el espacio en que se deben mover los que ejercen el poder y protege así a las personas de la humana inclinación de abusar del mismo. La Constitución es el escudo primordial que protege los derechos individuales, la manera civilizada de regular nuestra convivencia.

Sorprende que la clase política nos hable de lo importante que es cambiar la Constitución, porque de allí surgirán las soluciones a los problemas que Chile debe enfrentar y, al mismo tiempo, los veamos desatendiendo la Constitución y las leyes. ¿Es que la nueva Constitución será perfecta y no habrá problemas de “justicia” que resolver desobedeciéndola? ¿O es esta Constitución la que se puede ignorar, pero la que vendrá sí la obedecerán?

Los parlamentarios de la oposición dicen que con su anuncio el Presidente ha “pasado a llevar el marco institucional vigente”. Para quienes fuimos parte de la Concertación nos da vergüenza esa respuesta, porque los que atropellan la institucionalidad son quienes traicionan a sus votantes violando su juramento de respetar la Constitución y las leyes. Porque ninguno de ellos hizo campaña diciendo “voten por mí, cuando quiera obedeceré la ley”.

El PC va más lejos, opina que lo que ha dicho el Presidente es una “desviación autoritaria”. Incomprensible, aunque no sorprendente en ese partido. Desde luego, el Presidente tiene la facultad de hacerse asesorar por quien estime conveniente. Pero para lo que pedirá asesoría es justamente para diseñar el coto a la “desviación autoritaria” de los parlamentarios. Porque cuando una “autoridad”, como un senador o un diputado, a sabiendas, se salta la Constitución y las leyes, deja de serlo, se convierte en un tirano. Se atribuye poderes que el pueblo no le ha otorgado.

Chile tiene al frente un desafío que no se había visto en 100 años, superar una crisis económica y política gigantesca, donde miles de compatriotas sufren el dolor de la muerte y millones sufrirán la pobreza. Es una irresponsabilidad que el liderazgo político pretenda enfrentarla haciendo alarde de la violación de la Constitución y las leyes. Nuestro país no resiste esa tensión.

Llegó la hora de los líderes de verdad. Aquellos que no sufran desvíos autoritarios contra el pueblo. Los votantes sabremos reconocerlos y agradecerles con nuestro voto.

Fuente: El Mercurio, artículo publicado el jueves 25 de junio.