Mateo Ferrer
Psiquíatra y miembro Comité Unidos por Chile

Las funas en las redes sociales

En el devenir del desarrollo social de la humanidad, ha sido una práctica habitual denostar y desacreditar a otros. Las redes digitales han masificado y democratizado estas prácticas.

El objetivo de la funa es agredir, la funa busca una sanción y daño moral. Quien publica, daña la estabilidad y la autopercepción de la persona que está queriendo agredir. Esto es posible, porque siempre nos encontramos advirtiendo la experiencia del otro, “la experiencia de si mismo es siempre con un otro”. Esta noción ha sido validada por las neurociencias, mediante el descubrimiento y estudio de las neuronas del sistema espejo.

Podemos reconocer dos estrategias para deteriorar, social o personalmente, a alguien. Ambas, están íntimamente ligadas una con otra.

La primera, busca definirse a sí mismo en referencia del otro. De esta manera, si hago ver al otro mal me veo mejor a mí mismo. Entonces a través del insulto o denostación del otro, mejora la definición de sí mismos, de sentirse en lo correcto y de pertenecer al grupo de los mejores.

La segunda, la cual requiere un “dogma moral” validado previamente. Habla desde el sentido que hay una audiencia que lo valida y ,desde esa certeza, insulta, descalifica y repudia a quien siente, piensa o actúa diferente.  

Tanto los adolescentes, como el llamado “hombre posmoderno” (adaptados a los constantes cambios de la vida actual), son más vulnerables a las funas, pues tienden a validar o invalidar su autoestima y autopercepción en referencia del otro.

El impulso a dañar es lo que dispone a una persona a funar. Las redes sociales, por su carácter de impersonal, lejanía física y afectiva, facilitan la desresponsabilidad y desafección del acto de dañar a otro.  Se despersonaliza al funado, ya no es un otro o un quién, sino “una cosa” y, por tanto, se le habla a una cosa repudiable. 

El individuo que es funado presiente estados de decepción, enojo o repudio, sentimientos despectivos y peyorativos hacia su persona. Esto se explica, neurobiológicamente, mediante la activación del sistema de neuronas espejo, que serán referencia de la autopercepción inmediata. La cual, en el caso de la funa, es hiriente y dolorosa.

Por estos motivos, la funa se ha convertido en una implacable forma coercitiva de relacionarse, es una manera efectiva y a la mano, para agredir y dañar la estabilidad psico-emocional de la gente, siendo los adolescentes y los posmodernos especialmente vulnerables.


Fuente: Unidos por Chile –  Sábado 12 de septiembre de 2020