Plebiscito histórico y sus grandes perdedores

Hace unos días el presidente del Servicio Electoral, Patricio Santamaría, al presentar el protocolo sanitario que se implementará para el Plebiscito del 25 de octubre afirmó: «Lo que está en juego es demasiado importante como para que los ciudadanos se resten». 

En Unidos Por Chile estamos de acuerdo que esta acto definirá el rumbo de nuestro país por lo que proponemos que debe darse en condiciones muy diferentes a las que hoy atravesamos. Son muchos los ciudadanos que quieren participar de este hecho histórico que marcará un antes y un después, sin embargo, los protocolos se advierten insuficientes cuando vemos que muchas personas se verán expuestas a elegir entre su salud y su deber cívico, y muchas otras deberán si o si restarse por razones de salud.

Si bien, nunca antes la votación de personas enfermas ha sido un punto de inflexion, esta pandemia lo impone. Son muchos los contagiados que no podrán votar.

Si solo nos enfocamos en el grupo de riesgo compuesto por los adultos mayores, veremos una contradicción significativa. Según el protocolo sanitario del Servel, para resguardar la salud y facilitar el ejercicio del derecho a sufragio de los electores, habrá un horario exclusivo, de 14.00 a 17.00 horas para que ellos voten, y también tendrán la flexibilidad de ir en cualquier otro horario con atención preferente. ¿Son suficientes las medidas que propone dicho protocolo en cuanto a este grupo en específico?.

Una medida general y de toda lógica que deben acatar los votantes, es que cada elector deberá mostrar su cédula de identidad, la cual no puede ser manipulada por el vocal de mesa. La persona pondrá su documento en la mesa y debe quitarse la mascarilla por no más de tres segundos para que pueda identificarse. Sin embargo, ¿este procedimiento dará las confianzas necesarias, sobretodo a los vocales de mesa?

¿Qué hacemos entonces? Se habla de lo mucho que está en juego, pero no caigamos en esa trampa. La salud, el futuro de Chile, las elecciones y demandas sociales que buscamos solucionar desde ahora en adelante no son un juego. La realidad es que existe una gran posibilidad de que muchos se resten de acudir ese día, por diferentes razones, lo cual sería lamentable para nuestra democracia. También que aumenten asperezas entre nosotros porque algunos se sentirán entre la espada y la pared, como nuestros adultos mayores o grupos de riesgo y los vocales de mesa sobrexpuestos a contagios.

Finalmente quedan tres grandes interrogantes: ¿Tenemos alguna facultad de exigir a los adultos mayores y vocales ejercer su derecho cívico? ¿Es justo? Si la trazabilidad indica que los vocales de toda una mesa se contagia, ¿quién asume esa responsabilidad? Muchas interrogantes y muy poco tiempo para evaluarlas, lo concreto es que pareciera que existe un afán por cumplir con ciertas exigencias, que están por sobre otras más relevantes, lo cual demuestra la falta de sentido común y empatía de nuestros líderes. Votemos en paz, con confianza y con la libertad que merecemos.


Fuente: Unidos por Chile –  Martes 22 de septiembre de 2020